jueves, 24 de marzo de 2016

Déjanos estar contigo. Jueves Santo


Señor Nuestro Jesucristo: Como Pedro, Santiago y Juan, que oyeron tu voz .angustiada en el Huerto de los Olivos al decirles: «Velad conmigo», también nosotros en esta noche la escuchamos y queremos estar muy cerca de ti. 
Hace poco que les has entregado tu cuerpo y tu sangre, hechos «alimento para la vida de los hombres». Por eso hoy tu presencia en medio de nosotros es una realidad. 
Déjanos estar contigo. 
Tenemos mucho que agradecerte por tu legado a la Iglesia en la Ultima Cena: Institución de la Eucaristía y del sacerdocio ministerial, para perpetuar tu presencia entre nosotros; oración sacerdotal al Padre, en favor de tus futuros seguidores, y promesa del Espíritu Santo Consolador. 
Necesitamos pedirte mucho, porque «el espíritu está pronto, pero la carne es débil». 
y queremos, sobre todo, acompañarte en la noche en que conmemoramos tu entrega al sacrificio y a la muerte por los hombres. 
Acéptanos, Señor, en tu compañía. 
Haz que hagamos fecundo en nosotros tu sacrificio redentor. 
y acuérdate de nosotros tú que ya estás en tu Reino. Que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén. 


Oración al Santísimo Sacramento. Jueves Santo


Te doy gracias Señor Padre Santo, 
Dios Todopoderoso y eterno
porque aunque soy un siervo pecador
y sin mérito alguno,
has querido alimentarme 
misericordiosamente 
con el cuerpo y la sangre 
de tu hijo Nuestro Señor 
Jesucristo.
Que esta sagrada comunión
no vaya a ser para mi 
ocasión de castigo 
sino causa de 
perdón y salvación.
Que sea para mi armadura 
de fe, escudo de buena voluntad;
que me libre de todos mis vicios
y me ayude a superar 
mis pasionres desordenadas; 
que aumente mi caridad 
y mi paciencia 
mi obediencia y humildad,
y mi capacidad para hacer el bien.
Que sea defensa inexpungable
contra todos mis enemigos,
visibles e invisibles;
y guía de todos 
mis impulsos y deseos
Que me una más intimamente a ti,
único y verdadero Dios
y me conduzca con seguridad 
al banquete del cielo,
donde tu, con tu hijo
y el Espíritu Santo, 
eres luz verdadera,
satisfacción cumplida
gozo perdurable
y felicidad perfecta.
Por Cristo, Nuestro Señor
Amén