miércoles, 28 de marzo de 2018

Te doy gracias, Señor, porque me has amado, porque has hecho esto por mí. Se trata de contemplar lo que Jesús, evangelizador y redentor, hace por nosotros, no con el propósito de acusarnos porque somos perezosos, sino con el propósito de reanimarnos, de abrirnos el corazón, porque el Maestro nos ama, porque nos comprende, porque está cerca.


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