ACCION DE LA SABIDRIA
Desde
Abraham hasta José
10:5 Cuando las naciones, por su perversión unánime,
fueron confundidas, ella reconoció al justo,
lo conservó irreprochable delante de Dios
y lo hizo más fuerte que la ternura hacia su hijo.
10:6 Cuando eran exterminados los impíos, ella libró a un justo,
escapado del fuego que caía sobre las Cinco Ciudades.
10:7 En testimonio de semejante perversidad,
humea allí todavía una tierra desolada,
los arbustos dan frutos que no llegan a madurar
y, como recuerdo de un alma incrédula,
se alza una columna de sal.
10:8 Por haberse apartado del camino de la Sabiduría,
no sólo tuvieron la desgracia de no conocer el bien,
sino que, además, dejaron a los vivientes un momento de su locura,
para que sus faltas no quedaran ocultas.
10:9 La Sabiduría, en cambio, libró de las fatigas a sus servidores.
10:10 Al justo que huía de la ira de su hermano,
ella lo guió por senderos rectos;
le mostró la realeza de Dios,
y le dio el conocimiento de las cosas santas;
lo hizo prosperar en sus duros trabajos
y multiplicó el fruto de sus esfuerzos;
10:11 lo asistió contra la codicia de sus explotadores,
y lo colmó de riquezas;
10:12 lo protegió contra sus enemigos
y lo defendió de los que acechaban contra él;
y le otorgó la palma en un rudo combate,
para que supiera que la piedad es más poderosa que todo.
10:13 Ella no abandonó al justo que fue vendido,
sino que lo libró del pecado;
10:14 descendió con él a la cisterna,
y no lo abandonó en la prisión
hasta entregarle el cetro de la realeza
y la autoridad sobre los que lo sojuzgaban;
así puso en evidencia la mentira de sus calumniadores
y le dio una gloria eterna.
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