“el profeta es
un hombre de tres tiempos: promesa del pasado, contemplación del presente,
valentía para indicar el camino hacia el futuro. El Señor siempre ha custodiado
a su pueblo, con los profetas, en los momentos difíciles” y nos dijo que a
veces la cosas no se ven tan claras, como le debió de pasar a la Virgen a los
pies de la Cruz. En estos momentos “es necesaria la intervención del profeta. Y
el profeta no siempre es recibido, muchas veces es rechazado“.
Y ese es el peligro, cuando en el pueblo de Dios
falta la profecía algo falta: “¡falta la vida del Señor!. Cuando no hay
profecía la fuerza cae en la legalidad” y , de manera muy gráfica, el Papa Francisco dice “los sacerdotes iban a Jesús a pedirle la cartilla de
la legalidad: ‘¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¡Nosotros somos los
señores del Templo!’”.
“No entendían las profecías. ¡Habían olvidado la
promesa! No sabían leer los signos del momento, no tenían ni ojos penetrantes
ni habían escuchado la Palabra de Dios: ¡solo tenían la autoridad!”:
“Cuando en el pueblo de Dios no hay profecía, el vacío
que deja es ocupado por el clericalismo“.
No hay comentarios:
Publicar un comentario