Aún no he encontrado respuesta generosa en muchísimos de mis hijos. Soy el solitario y el eterno abandonado, que desde mi sagrario, desde mi nuevo Getsemaní os llamo a reparar mi Corazón Eucarístico, Corazón Eucarístico herido por los pecados de los hombres, Corazón Eucarístico traspasado por espadas de dolor llevándome a un terrible sufrimiento, a una pasión mística que me hace llorar, clamar perdón y misericordia a mi Padre eterno
Hijos amados de mi agonizante corazón, venid, irrumpid mi soledad con vuestra presencia; venid y secad las lágrimas de mis purísimos ojos. Mis llamados angustiosos son una prueba de amor para toda la humanidad.
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