Leer : Salmo 128
Amado Padre Eterno: en este momento vengo ante tu trono de gracia, poniendo delante de ti la unidad de mi familia. Te pido perdón una vez mas por las ofensas, insultos, rechazos, abusos, desacuerdos y maldiciones que hubo entre todos y cada uno de nosotros y ruego tu misericordia sobre mi hogar, porque no hemos sido de testimonio para tu Reino Santo.
Clamo a ti ahora, por la armonía y la unidad familiar. No permitas que mis hijos sean separados de mí por ningún motivo. No permitas que nadie me los arrebate, no permitas que ellos huyan del hogar, no permitas ninguna situación que nos obligue a separarnos, te ruego con todo mi corazón. (Y si por algún motivo, mis hijos, están lejos de mí ahora, te suplico y te lloro que me los devuelvas).
Mis hijos son tuyos Padre Santo y hago un compromiso ahora contigo de criarlos de acuerdo a tu Palabra y en tus caminos, apartándolos para tí. Dame la cordura, la sensatez y la altura para ser digno de la crianza de mis hijos. No permitas que ellos me abandonen o me desprecien o se olviden de mi. Pon en ellos la capacidad de amar y honrar a papá y a mamá, para que tengan muchas de tus bendiciones a lo largo de sus vidas. Bendigo a mis hijos.........( nombrarlos) declarando que sus corazones vuelven hacia papá, hacia mamá y nos honran como es tu mandamiento. No permitas que a mis hijos se les enfríe el corazón hacia papa, hacia mama. No permitas que mis hijos nos averguencen.
No permitas rebeldía, altanería, desobediencia o traición en mis hijos. Encomiendo a ti Señor Jesús todo esto y confío en ti y tu lo harás. En tu poderoso nombre. Amen!
Él hará volver el corazón de los padres hacia sus hijos y el corazón de los hijos hacia sus padres, para que yo no venga a castigar el país con el exterminio total. Malaquías 3, 24
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