En el corazón se siembra la palabra del evangelio, que el diablo puede hacer infructífera arrancándola del corazón (Mt 13,19), se forman los juicios y se toman las decisiones (Prov 16,23; Jn 13,2), pudiendo traducirse a veces a veces "corazón" por "conciencia" (1Jn 3,19-21). En el corazón es donde se comete el pecado (Mt 5,28; Mc 7,21). Puesto que Dios ha escrito la ley divina en los corazones de los hombres, es decir, en sus conciencias, saben éstos por sí mismos lo que es bueno o malo sin que nadie se lo diga (Rom 2,15). En el corazón o conciencia del hombre es donde brilla principalmente la luz de la verdad (2Cor 4,6); tiene lugar el acto libre de fe (Rom 10,10). En el corazón como sinónimo del "hombre interior" en oposición a lo exterior es donde se ofrece el sacrificio verdaderamente agradable a Dios
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