«YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA», el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá (Jn 11,25)
Creer en Jesucristo equivale a afirmar que toda su actividad tiene valor salvífico; es someterse voluntariamente al influjo eficaz de esta actividad; es unirse de manera decidida y con perfecta confianza e Jesús; es ‑aplicando los mismos términos utilizados por Juan‑ venir a Jesús (ó,35), escuchar sus palabras (5,24; 10,27), seguir a Jesús (10,27), ver a Jesús (ó,40), guardar sus palabras (8,51).
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