El dejarse mover por la "carne" y no por el "Espíritu". La oposición entre "hombres carnales" y "hombres espirituales" Es señal de este infantilismo el dejarse llevar por motivos humanos, por envidias y rencores.
La autosuficiencia y la presunción del que cree demasiado en sus propias fuerzas y no reconoce que todo es don de Dios. El seguidor de Cristo, adulto en la fe, tiene que poseer ciertos aspectos positivos. del espíritu de infancia, que lo hagan capaz de sencillez, de acogida gozosa de la gracia, de ausencia de cálculos, de generosidad, de sinceridad y de inmediatez (Mt 19,14; 18,3s; Le 12,32).
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