jueves, 16 de noviembre de 2017
Más a cuantos la recibieron les dio poder de llegar a ser hijos de Dios» (Jn 1, 12). «Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios y los seamos» (1 Jn 3, l). «Habéis recibido el espíritu de adopción, por el que clamamos: ¡Abba! ¡Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios y hijos también herederos» (Rom 8, 15-17). «Para que recibiéramos la adopción... de manera que ya no es siervo, sino hijo, y si hijo, heredero por la gracia de Dios» (Gal 4, 5-7).
«No debes estar seguro de haber salido de tus pecados... todos los días debes lavar con lágrimas tus culpas» San Gregorio Magno. Es necesario ser humanamente maduros, adultos; de lo contrario, difícilmente se consigue la madurez sobrenatural que la santificación exige.
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