jueves, 29 de marzo de 2018
Mi sustento es hacer la voluntad del que me ha enviado hasta llevar a cabo su obra de salvación
La obediencia total de Jesús al Padre.
Jesús no posee nada como propio. Es el enviado de Dios; sus pensamientos y sus proyectos son los pensamientos y los proyectos de su Padre. Jesús no hace su propia voluntad, sino la del Padre (4,34; 5,30; 6,38). Esta anulación radical nos deja entrever algo del misterio de Jesús, hijo obediente. Jesús es consciente de que el mejor modo de vivir su relación espiritual con el Padre es el de una obediencia y unidad total con su voluntad. Y la voluntad del Padre es la misión del Hijo, como Salvador universal. La misión de Jesús en la tierra es la evangelización de los pueblos. «Tanto amó Dios al mundo que envió al Hijo a fin de que todos sean salvados por medio de él» (3,16ss).
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