martes, 26 de junio de 2018
Comprendí que el amor encerraba todas las vocaciones. Entonces, con alegría desbordante, exclamé: ¡Oh Jesús, Amor mío!, por fin he encontrado mi vocación. Mi vocación es el Amor. Santa Teresa del niño Jesús
La contemplación del misterio de la Trinidad nos hace entrar en este misterio de Amor eterno, que es fundamental para nosotros. Las primeras páginas de la Biblia afirman, de hecho, que Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios los creó: macho y hembra los creó (Gn 1,27). Por el hecho mismo de que Dios es amor y el hombre es a su imagen y semejanza, comprendemos la identidad profunda de la persona, su vocación al amor. El hombre está hecho para amar; su vida se realiza plenamente sólo si se vive en el amor. Tras haber buscado durante mucho tiempo, santa Teresita del Niño Jesús comprendió así el sentido de su existencia: ¡Mi vocación es el Amor!
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