Dios sale a nuestro encuentro para ayudarnos para que la depresión, el alcoholismo, la droga no tenga cabida en nuestro corazón.
Hagamos un sitio a Dios en nuestra vida, quedémonos algún rato a solas con Él, observemos qué sentimientos de ánimo y desánimo afloran en nuestra alma.
Saboreemos la salvación que poco a poco va llegando. Gritad a los que, como nosotros, son cobardes de corazón: ¡sed fuertes! ¡No temáis! Dios en persona viene a salvarnos, dejemos, ya de estar pendientes de esas cosas que os tienen esclavizados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario