jueves, 10 de enero de 2019
Debemos escoger un lugar para hablar con Dios, busque un sitio para orar, para ser fortalecidos y exhortados antes de enfrentar los desafíos que nos esperen durante el día, ya sea una habitación en nuestra casa o un aislado rincón Aunque nos cueste trabajo encontrar un área silenciosa, vale la pena el esfuerzo.
Cuando el Señor necesitó la dirección del Padre para escoger a sus discípulos “fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lc 6, 12). Como Cristo siempre hacía la voluntad de su Padre, perseveraba en oración hasta recibir la respuesta. Podemos tener la misma confianza de que el Señor escucha y responde a nuestras oraciones. Pero debemos ser pacientes mientras esperamos. Dios conoce el momento y el lugar perfecto para responder nuestra petición, de acuerdo a su tiempo perfecto y al plan que ha trazado para nuestra vida.
Después de un día ocupado en su ministerio, Cristo despidió a la multitud y “subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo” (Mt 14, 23). Orar con otras personas es una maravillosa bendición; pero también necesitamos pasar tiempo a solas con nuestro Padre celestial. Hay asuntos que solo debemos compartir con el Señor. Dios nos ama más de lo que podemos imaginar; nos invita a pedir, buscar y llamar en oración (Mt 7. 7); y promete escuchar y responder nuestras plegarias, si pedimos de acuerdo a su voluntad 1 Jn 5, 14-15.
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