miércoles, 6 de noviembre de 2019
La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta que es pleno día. Pero el camino de los malos es como una densa oscuridad: ellos no saben dónde van a tropezar. Pro 4, 18-19
El camino de los justos es la luz; Cristo es el camino, y él es la Luz. Los santos no será perfecto hasta que alcanzan el cielo, sino que allí dejarán resplandecerán como el sol en su fuerza. El camino del pecado es como la oscuridad. El camino de los impíos es oscuro, por lo tanto, peligroso; caen en el pecado, pero no saben cómo evitarlo. Ellos caen en problemas, pero nunca buscan saber por lo cual Dios sostiene con ellos, ni lo estarán en el final de la misma. Esta es la forma en que se haga una oferta a huir. Atento escucha de la Palabra de Dios, es una buena señal de una obra de la gracia que comenzó en el corazón, y un buen medio para llevarla adelante. Hay en la palabra de Dios un remedio adecuado para todas las enfermedades del alma. Guarda tu corazón con toda diligencia. Debemos establecer una guardia estricta sobre nuestras almas; mantener el corazón de hacer daño, y hacerse daño. Una buena razón es dada; porque de él mana la vida. Por encima de todo, debemos buscar al Señor Jesús el agua viva, el Espíritu santificador, la emisión de luz para la vida eterna. Por lo tanto vamos a tener la posibilidad de guardar una boca perversa y labios perversos; nuestros ojos se convertirán no vean la vanidad, mirando hacia adelante, y caminar por el imperio de la palabra de Dios, pisando las huellas de nuestro Señor y Maestro. Señor, perdona el pasado, y nos permite a ti seguimos más de cerca para el tiempo por venir
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