El abecedario del amor
Autor: Luciana Brescacin
Cuando a mí me enseñaron el
abecedario, la maestra nos hacía relacionar el sonido de cada vocal o
consonante con el dibujo de un objeto cuyo nombre iniciaba con el sonido de la
letra que estábamos estudiando. Recordando esto, pienso que podríamos
profundizar en lo que es el amor si a cada vocal o consonante le pusiéramos las
características de lo que es y debiera ser el amor porque él, en sí mismo
encierra su propio abecedario.
A de aprecio. Apreciar al ser
que se ama es darle su valor, es considerarlo digno de afecto y de
reconocimiento. Se ama a la persona humana, rica siempre -no obstante sus
defectos y limitaciones- en cualidades y potencialidades a las que el amor
deberá de ayudar a desarrollarse a lo largo del tiempo. Se aprecia a la persona
por lo que es, independientemente de lo que tiene y de su apariencia
externa.
B de búsqueda. El amor es una
continua búsqueda del bien para el ser amado. Para ello es preciso
conocerlo, descubrir su riqueza interior, encontrar los medios para su
crecimiento y desarrollo hacia la plenitud de su ser. El amor es una aventura
hacia el descubrimiento de la grandeza y trascendencia de la persona
humana.
C de coherencia. Decir lo que
se piensa y vivir lo que se dice, eso es la coherencia. Vivir y tratar de
vivir siempre lo que se promete es ser coherente. La coherencia en el amor
es la unión íntima de dos seres entre sí, el esfuerzo por realizar, a
costa de cualquier dificultad, el compromiso de entrega asumido en el
momento del encuentro y de la decisión de donarse recíprocamente. La coherencia
es signo de madurez en el amor.
D de diálogo. El amor es
comunicación. Es el encuentro íntimo de dos personas, el diálogo constante
de dos mentes, dos voluntades, dos corazones... dos cuerpos. A través de
gestos y palabras se establece un dinamismo de comunicación y escucha que
lleva al conocimiento recíproco, a la valoración y, de ahí, a la entrega
auténtica.
E de esperanza y entrega. Así
como el amor produce esperanza, confianza en el otro y en el futuro de los dos,
la falta de éste causa apatía, desinterés, desconfianza y desaliento. El
entusiasmo por la vida nace de una actitud de amor sincero y de entrega a los
demás. El amor es entrega porque es ponerse en manos del otro y
dedicándose a él.
F de fiel y fecundo. Ser fiel
es ser leal con el otro. El verdadero amor no puede dejar de ser fiel ya
que es don de sí mismo al otro y, cuando se hace un regalo, no se pide -luego
de algún tiempo- su devolución. Además el amor es fecundo porque produce y se
reproduce, mientras que el egoísmo destruye y acaba con la dignidad del otro.
G de generoso. La generosidad
implica nobleza y sinceridad, implica darse sin medida, sin conveniencias.
Quienes del amor hacen un negocio, un trato interesado, devalúan el arte de
dignificar a la persona humana y pisotean una de las cualidades que elevan al
amor y lo colocan por encima de cualquier otra actividad.
H de humilde y honesto. El amor
no es egoísta ni soberbio sino humilde servicio a la persona amada,
reconociendo en ella un don digno de ser cuidado con lo mejor de sí mismo.
Para que el amor sea auténtico, se necesita reconocer los propios defectos
y las cualidades del otro con sinceridad y honestidad aunque a veces
cueste aceptarlo.
I de invitación. El amor es una
invitación a crecer en todos los aspectos, es invitar a el otro a ser
mejor, es ofrecer un camino de realización personal.
J de joven. La juventud no
consiste tanto en la edad corporal, cuanto en un estado de vitalidad y
renovación interior, aunque esta palabra se use más por determinar una época de
la vida que para otra cosa. Por eso el amor es joven por ser y tener que ser
siempre nuevo.
L de luz. Luz en el amor
significa saber iluminar y guiar la vida de la persona amada pero con
Cristo como cabeza. Quien se acerca a un hombre o a una mujer que ama, descubre
un manantial de vida para su existencia y claridad para el camino y la meta de
su vida.
Ll de llamado. En el amor
existe un llamado constante a la persona amada para que sea luz, y a la vez es
una llamado personal a ser luz para nuestra pareja. Y juntos un llamado para
ser luz para los demás.
M de movimiento y meta. El amor
es dinámico, es actividad continua en bien del otro, es esfuerzo efectivo para
edificar su personalidad, implica variedad en sus manifestaciones y evita
la rutina en el transcurso del tiempo. Meta, además, porque el amor en sí
es un gran objetivo por alcanzar.
N de núcleo. El amor es el
núcleo de la vida misma. Hay un dicho que dice así: "el que no ama no
vive", porque el ser humano está llamado a amar y amando es como construye
la vida, crece en su personalidad y a la vez ayuda a crecer al otro.
O de optimista. El amor no
puede dejar de ser optimista, aunque no deje de ser realista. El optimismo
implica la esperanza y la ilusión de un futuro mejor para sí y para la persona
amada. Optimismo que se fundamenta en Dios, como lo superior a todo.
P de perseverancia. Es tener
firmeza y constancia en mantener lo prometido. De nada sirve emprender un
camino si no se llega al término del mismo. La grandeza de un hombre y de una
mujer se encuentra en su capacidad de ser perseverantes en el esfuerzo de
donarse sin límites a través del tiempo.
Q de Querer. Amar es querer con
la fuerza de voluntad más que con los sentimientos. Siempre basados en la
voluntad del Dios y padre Celestial. Es la expresión más auténtica de la
decisión libre y personal de buscar el bien del otro.
S de sacrificio y de silencio.
El amor exige el sacrificio entendido como ofrenda, como don, y esto
implica callar el propio egoísmo, sin dejar de exigir lo que en justicia
corresponde.
T de trabajo. El amor no puede
dejar de ser trabajo, acción continua, esfuerzo constante por lograr su
culminación en cada instante, no sólo al final de la vida.
U de único y de universal. El
amor es único porque no es repetible, y al mismo tiempo es universal
porque es común a todos y dirigido hacia todos. El ser humano puede y necesita
amar, y cada uno ama de forma única.
V de valiente. Para amar se
necesita mucho valor, se necesita "garra" y valentía frente a
una mentalidad adversa, que ha desvirtuado el sentido del amor y lo ha
convertido en una expresión más del egoísmo.
Z de zumo. El amor es el jugo
de la vida, es lo que da sabor a la lucha y al esfuerzo diario, es el
alimento de la propia historia. Después del abecedario se antoja una
pregunta...
¿Vale la pena vivir? ¡Sí!
porque podemos amar. Y Dios es amor, el que no ama no es de Dios porque El es
amor, así que a amar, pero con todo esto que acabamos de mencionar, y mucho mas
que aun queda por mencionar, pero que Dios no lo define claramente en primera
Corintios 13.
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