domingo, 18 de mayo de 2014

Dios está arreglando las circunstancias, purificando nuestras intenciones y nos enseña a confiar en El

Isaias
64:1 como el fuego enciende un matorral, como el fuego hace hervir el agua!
Así manifestarías tu Nombre a tus adversarios y las naciones temblarían ante ti.
64:2 Cuando hiciste portentos inesperados,
64:3 que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él.
64:4 Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos. Confesión de los pecados y súplica Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti.




¿Qué significa “esperar en el Señor”?
Uno de los principios fundamentales en la Biblia es que debemos aprender a esperar el tiempo y la dirección de Dios. Por una parte, implica tener paciencia, es decir, estar dispuestos a esperar, lo que nos lleva a hacer una pausa para recibir más instrucción en lugar de precipitarnos para ejecutar nuestras soluciones. También demanda que estemos dispuestos a aceptar con calma lo que Él esté haciendo en nuestra vida y confiar en que intervendrá para llevar a cabo su voluntad.
Algunos tendrán que desistir de lo que parece ser una necesidad inmediata y resistir la tentación de fijar el momento más conveniente para obtenerla. Por otra parte, esperar en Él no quiere decir tener una actitud fatalista; más bien es la firme expectativa de que Dios cumplirá lo que ha prometido.
Razones para esperar en Dios.
Él está arreglando las circunstancias. Los israelitas marcharon alrededor de Jericó por siete días antes de atacarla. La ansiedad y el temor se apoderaron del enemigo, preparando el camino para la victoria. David fue escogido como rey de Israel años antes de ascender al trono y esperó hasta que se cumplió el tiempo de Dios para hacerlo; pero se rehusó a matar a Saúl, pues lo respetó porque decía que era “el ungido”.
Él purifica nuestras intenciones. En lugar de actuar impulsados por el placer, la codicia o el orgullo debemos ser motivados por el amor, el servicio y la obediencia. Si nuestras motivaciones no son correctas, Dios se demorará en bendecirnos, pues su intervención no se concreta a satisfacer nuestros deseos; quiere que captemos la enseñanza que nos imparte.
Dios mismo nos enseña a confiar en Él. Si Él contestara toda oración inmediatamente, quizá no aprenderíamos a confiar en Él. Por eso a veces Él nos promete que suplirá lo necesario y luego nos pide que esperemos.
Nos protege del peligro imprevisto. El Padre ve todas las cosas y sabe lo que es mejor para cada uno de sus hijos. Quienes se precipitan tropiezan con dificultades inesperadas.

Nos prepara para dar buen testimonio. Si decidimos esperar hasta que Dios supla nuestra necesidad, nuestras vidas pueden causar un gran impacto en cuanto a su fidelidad entre muchos de los que nos rodean.

1 comentario:

  1. bendiciones, estoy visitando su blog desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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