Salve, Corazón de mi Jesús, sálvame.
Salve, Corazón de mi Creador,
perfeccioname.
Salve, Corazón de mi Salvador,
rescátame.
Salve, Corazón de mi Juez,
perdóname.
Salve, Corazón de mi Padre,
gobiérname.
Salve, Corazón de mi Esposo, ámame.
Salve, Corazón de mi Maestro,
enséñame.
Salve, Corazón de mi Rey, coróname.
Salve, Corazón de mi Bienechor,
enriquéceme.
Salve, Corazón de mi Pastor,
guárdame.
Salve, Corazón de mi Hermano,
acompáñame.
Salve, Corazón todo Caridad,
abrázame.
¡Oh Jesús, mi soberano bien!, yo te
amo, no por el galardón prometido, sino puramente por amor de Ti, yo te amo
sobre todo cuanto hay de amable y más que a mí mismo. A la faz del cielo y del
a tierra protesto que, aunque para vivir amándote tenga que ser perseguido y
debe hacer cara a la muerte, ayudado por tu gracia repetiré siempre como
San Pablo: no hay criatura alguna que sea capaz de apartarme de la caridad del
Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, a quien amo y quiero amar eternamente,
amén.
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