۵ El Espíritu Santo y
usted ۵
(PENTECOSTES)
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Para los cristianos, la meta es siempre encontrar la manera de llegar a
parecerse más a Cristo. La memorización de versículos de la Biblia, los
estudios bíblicos y servir a los demás, son maneras maravillosas de crecer en
la fe, pero si en verdad queremos madurar espiritualmente debemos
acudir al Espíritu Santo.
La presencia del Espíritu Santo en nosotros es esencial para nuestra
transformación interior, y nunca desarrollaremos un carácter y un
comportamiento que le agrade a Dios sin Él.
¿Por qué mejor no tratar de descubrir el propósito que tuvo Dios para usted
cuando le creó? Puede tener la seguridad de que el Espíritu Santo estará a su
lado para ayudarle en esa transformación. Pero recuerde que Él no le obligará a
cambiar. La única manera que
usted tiene de experimentar todo su potencial en Cristo, es cooperando con el
Espíritu.
PERMITA QUE EL ESPIRITU SANTO LE GUIE.
Si usted quiere llegar a ser todo lo que Dios quiso que fuera, debe
comenzar con renunciar a sí mismo. Fue por eso que el Señor Jesús dijo: “Todo
el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará”
(Lc 17.33). Nuestro potencial se descubre solamente cuando permitimos que el
Espíritu Santo tome el control absoluto de nuestra vida.
Debido a que hay una batalla continua dentro de cada cristiano, el Espíritu
Santo quiere llevarnos a la obediencia a Dios, pero nuestra carne desea hacer
su propia voluntad (Gá 5.17). Satanás trata de convencernos de que la libertad
se logra haciendo lo que queremos, pero, en realidad, esto termina
esclavizándonos. Dios promete que si le permitimos al Espíritu Santo que señale
el camino, dejaremos de desear lo malo (Gá 5.16).
Tome la decisión de dejar que el Señor
le dirija, y rinda el control de su vida a su autoridad. Con el
tiempo, notará que el poder de Dios aumentará en usted y que su carne se
volverá menos dominante. En vez de insistir en sus derechos, prestará atención
a la dirección del Espíritu y buscará la voluntad de Dios. No se trata de una vida de perfección, sino de una vida inclinada a la
obediencia. Todos tropezamos, pero cuando somos llenos del
Espíritu, nos apresuramos a confesar nuestra falta y a apartarnos de nuestro
pecado.
CONFÍE EN EL ESPÍRITU SANTO.
¿Piensa en el Espíritu Santo antes de iniciar su rutina diaria? ¿Toma la
decisión consciente de depender de Él para que le prepare para todo lo que le
espera? La razón por la que muchos cristianos se sienten derrotados, es porque
no entienden lo que el Espíritu Santo ha
venido a hacer en y por medio de ellos.
Recuerde que Dios desea ver en usted el fruto que produce el Espíritu. Los
seres humanos somos capaces de hacer cosas admirables. Podemos predicar
sermones, dar de comer a los pobres y ayudar a quienes sufren, utilizando
nuestras propias fuerzas. El trabajo que Dios tiene para nosotros es
sobrenatural y requiere poder sobrenatural para llevarlo a cabo. Ninguno de
nosotros es competente para la tarea, sin el poder que nos da el Espíritu Santo
trabajando por medio de nosotros. Los discípulos de Cristo no estuvieron listos para el
trabajo de esparcir el evangelio hasta que el Espíritu Santo descendió sobre
ellos en Pentecostés (Lc 24.49).
Todos necesitamos del poder del Espíritu Santo en cada aspecto de la vida.
Cualquiera puede vivir una “vida normal”, pero el Señor nos llama a vivir de
una manera sobrenatural, de tal manera que mostremos su carácter en todo lo que
hagamos.
Sin el poder divino, ¿cómo se puede llegar a ser un buen padre o una buena
esposa, cómo se puede perdonar, soportar sufrimiento, o ser un buen ejemplo de
Cristo en el trabajo? El fruto del Espíritu no se logra con el esfuerzo propio (Gá 5.22, 23).
La única manera de vivir en santidad, es mediante el poder del Espíritu Santo.
UTILICE SUS DONES ESPIRITUALES.
Parte de descubrir su potencial total en Cristo, consiste en llegar a saber
lo que Dios ha dispuesto que usted logre. Hemos sido llamados a servir al Señor en todo,
pero Él también ha hecho un llamamiento especial a cada uno de
nosotros. Usted no querrá pasar toda su vida viviendo como mejor le parezca,
solo para llegar después al cielo y descubrir que se perdió de todo lo que el
Señor tenía en mente para usted. Por eso es tan importante que ande con el
Espíritu cada día de su vida. Él es el único que puede guiarle a ese
llamamiento.
Puesto que el Espíritu Santo sabe
exactamente qué quiso el Señor que alcanzáramos cada uno de nosotros cuando nos
creó, Él nos ha dado los dones espirituales pertinentes. Estos dones son
capacidades divinas que nos han sido concedidas para capacitarnos de modo que
llevemos a cabo el deseo especial de Dios para nuestras vidas. Y aunque los
dones espirituales nos son dados para que podamos servir efectivamente, por lo
general no llegan a nosotros totalmente desarrollados. Por ejemplo, Dios puede
darle a usted el don de la enseñanza, pero sin el estudio diligente de las
Sagradas Escrituras, su efectividad se verá limitada. Si tiene el don de la
misericordia, puede tomarle tiempo aprender a consolar a las personas que el
Señor traiga a su vida. Pero no se rinda, los dones espirituales se desarrollan con el tiempo, y
llegamos a tener más éxito con la práctica de su uso.
BUSQUE LA PUREZA
Aunque usted tiene un gran potencial ante los ojos de Dios, hay un aspecto
más que puede llegar a impedir que experimente lo mejor de Él. Si está aferrado
a algo que le desagrada al Señor, está poniendo en peligro su pureza y apagando
su Espíritu. Puede ser un pecado o alguna otra cosa que se esté interponiendo
entre usted y su total obediencia a Cristo.
Si usted siente como si le resultara imposible vivir sin aquello que se
interpone entre usted y Dios, es porque Satanás le está mintiendo. Sus
tentaciones siempre dan como resultado la esclavitud. Por eso es que renunciar
al pecado es una lucha tan grande. Cualquier cosa a la que usted se esté
aferrando jamás será comparable con el valor de lo que Cristo puede hacer en
una vida rendida a Él. El Señor está esperando a que usted deje esas cosas y se
someta completamente a Él. Si usted las pone a sus pies, el Señor las
reemplazará con una vida victoriosa de poder y libertad, y llegará a ser la
persona que Él quiso que fuera cuando le creó.
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