“Y este es el testimonio:
que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que
no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12).
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy
vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”
(Juan 10:27-28).
La palabra “perecerán” significa
estar perdidos. Jesús nos dice que nunca estaremos perdidos. Jesús nos dice que
estamos en las manos de Su Padre. Nadie nos puede sacar de las poderosas manos
de Dios. Jesús dijo:
“Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede
arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:29).
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