Oh
Dios, te agradecemos por esta tierra, nuestro hogar;
por
la salada mar y la corriente del agua,
por
las inmensas colinas
y
los vientos que nunca descansan,
por
los árboles y la hierba bajo los pies.
Nosotros
te agradecemos por nuestros sentidos
con
los que escuchamos el canto de las aves,
vemos
el esplendor de los campos de verano,
saboreamos
las frutas de otoño,
nos
regocijamos al sentir la nieve
y
respiramos el aliento de la primavera.
Danos
un corazón muy abierto a toda esta belleza;
y
guarda nuestras almas de ser tan ciegas
que
pasamos sin ver,
incluso
cuando la zarza común
está
ardiendo con tu gloria.
Oh
Dios, creador nuestro,
que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario