Cuando el Señor nos enseña a mirar con ojos nuevos, nuestro corazón se abre, se expande. Vivir así nos hará más fácil encontrarnos con Dios en la vida. Podemos vivir las cosas y los acontecimientos por la fe, como un regalo, que no es ajeno a nosotros.
El estilo de vida de cada uno condiciona el encuentro con Dios pues hay una continuidad entre vida espiritual y vida cotidiana. La experiencia espiritual se va haciendo creíble en lo cotidiano y en nuestro estilo de vida. Que nuestro estilo de vida nos vaya haciendo más contemplativos.
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