Somos siempre bienvenidos al
trono de la gracia, y tenemos acceso a Él en cualquier momento. Él promete
escuchar y responder cuando le buscamos con un corazón arrepentido.
No merecemos la invitación del Señor de tener una relación
íntima con Él. Sin embargo, por su gracia, Él es tierno y compasivo con
nosotros. ¡Qué privilegio tan grande es poder acercarnos al trono del Rey,
sabiendo que Él escucha, comprende y nos ama!
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