La claridad le podría llevar a liberarse de la opresión y la angustia, sobre todo de la angustia de que se le haya perdido el sentido de la existencia, de que quizá no le tenga.
Sólo la vida iluminada y clara sería verdadera vida: vida en la alegría y felicidad, en la paz y en la salud. Quien pudiera darle la luz le daría la vida verdadera. Sin luz que ilumine la existencia, la vida es insegura y angustiosa, abandonada y paralítica.
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