Si queremos felicidad “instantánea” terminaremos llenos de frustración. La felicidad “de aspirina” no existe.
Solo Dios, Trino y Uno es la felicidad verdadera. Conocerle y enamorarse de Él es un proceso que no ocurre de la noche a la mañana. Pero si nos acercamos a Jesús, Él nos abrirá las puertas del cielo.
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