viernes, 2 de marzo de 2018

Es preciso hacer un mundo diferente. No sabemos bien aún cómo deberá ser. Pero desconfiamos del actual. Queremos un mundo en que los frutos del trabajo sean de todos.



Queremos un mundo en el que todos puedan trabajar para 
todos, y no un mundo en el que cada cual se cuida solamente de lo 
suyo.
Por eso anhelamos un mundo en que haya un solo pueblo, sin 
esas divisiones de clase entre ricos y pobres. Un mundo en que 
todos hagan todo aquello que son capaces de hacer para el bien 
de todos.
Obispos brasileños

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