Quédate con nosotros, Señor, esta noche.
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba
sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había
pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se
acercó y siguió con ellos. Lucas 24,13.
Quédate para adorar, alabar y dar gracias al Padre por
nosotros, mientras dormimos;
que baje del cielo tu Misericordia sobre el mundo.
Alivia desde los Sagrarios de la tierra la prolongada noche de sufrimiento y pena de las benditas almas.
Quédate con nosotros, Señor, para alejar la justa ira de Dios de nuestras ciudades que atraen la justicia del cielo con sus densísimas nubes de vicios y males.
Quédate con nosotros, Señor, para guardar a los inocentes, para sostener a los tentados, para levantar a los caídos, para subyugar el poder del demonio, para impedir el pecado.
Quédate con nosotros, Señor, para consolar a los que sufren, para bendecir a los que yacen en el lecho del dolor, para dar contrición a los que mueren, para recibir en los brazos de tu misericordia a las miles de almas que se presentarán ante Ti para ser juzgadas.
¡Oh, Buen Pastor!, quédate con tus ovejas, defiéndelas de los peligros que las rodean y las amenazan.
que baje del cielo tu Misericordia sobre el mundo.
Alivia desde los Sagrarios de la tierra la prolongada noche de sufrimiento y pena de las benditas almas.
Quédate con nosotros, Señor, para alejar la justa ira de Dios de nuestras ciudades que atraen la justicia del cielo con sus densísimas nubes de vicios y males.
Quédate con nosotros, Señor, para guardar a los inocentes, para sostener a los tentados, para levantar a los caídos, para subyugar el poder del demonio, para impedir el pecado.
Quédate con nosotros, Señor, para consolar a los que sufren, para bendecir a los que yacen en el lecho del dolor, para dar contrición a los que mueren, para recibir en los brazos de tu misericordia a las miles de almas que se presentarán ante Ti para ser juzgadas.
¡Oh, Buen Pastor!, quédate con tus ovejas, defiéndelas de los peligros que las rodean y las amenazan.
Oh, Dios, sé nuestro Padre misericordioso hasta los
últimos instantes de nuestra vida, para que sin temor podamos presentarnos
delante de Ti. Así sea
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