lunes, 2 de junio de 2014

Dios equipa al creyente, tiene un lugar donde él puede alimentar su fe y donde otros pueden apoyarle cuando está en debilidad

PARROQUIA SAN JOSE OBRERO PASCUA 2014 Esmeraldas - Ecuador

La Palabra de Dios nos manda a congregarnos en Hebreos 10, 25  "no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca". Es un mandato; por tanto no debemos dejar de congregarnos.
Dios nos da dones y talentos, pero es en el contexto de la iglesia donde yo descubro esos dones y donde yo los puedo poner en operación para el beneficio de los demás. El apóstol Pablo nos dice;
Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común.”, ( 1 Co 12:6-7). 
Alejados del cuerpo de Cristo no podemos conocer nuestros dones porque estos operan principalmente dentro de la comunidad donde Dios nos coloca. Cuando no conozco mis dones, tampoco puedo conocer o ejercer mi llamado porque este está íntimamente relacionado a los dones con que Dios equipa al creyente
El vivir separados unos de otros representa una contradicción de lo que realmente somos de acuerdo a lo que Dios ha revelado:
“Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros”, (Rom 12, 4-6). 
Tenemos una lista larga de versos bíblicos que nos llaman a hacer cosas los unos por los otros, pero un estudio cuidadoso de esos pasajes, nos dejará ver que la frase “los unos por los otros” que aparece repetitivamente en el Nuevo Testamento, no hace alusión a los ciudadanos del mundo en general, sino a las ovejas de un mismo redil; es decir a los miembros de una misma iglesia. La palabra nos manda a:
Tener un mismo sentir los unos por los otros, Ro 15:5
Tener el mismo cuidado los unos por los otros, 1 Co 12:25
Servirnos por amor los unos a los otros, Gá 5:13
Llevar los unos, las cargas de los otros, Gá 6:2
Exhortarnos los unos a los otros, He 3:13
Una buena forma de ver la necesidad de congregarnos es a través de esta ilustración: Si usted observa las brazas cuando son colocadas una encima de otra en la hoguera, usted se dará cuenta que ellas arden mientras están juntas, pero tienden a apagarse tan pronto usted las separa una de la otra. De esa misma manera, el cristiano cuando pertenece al cuerpo de Cristo tiende a crecer; tiene un lugar donde él puede alimentar su fe y donde otros pueden apoyarle cuando está en debilidad, y él puede apoyar a otros cuando esos otros están en debilidad. Pero cuando él deja de congregarse, de esa misma manera tiende a mermar su fe, su pasión, su deseo y su búsqueda de Dios.



No hay comentarios:

Publicar un comentario