PARROQUIA SAN JOSE OBRERO PASCUA 2014 Esmeraldas - Ecuador
La
Palabra de Dios nos manda a congregarnos en Hebreos 10, 25 "no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos
unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca". Es
un mandato; por tanto no debemos dejar de congregarnos.
Dios
nos da dones y talentos, pero es en el contexto de la iglesia donde yo descubro
esos dones y donde yo los puedo poner en operación para el beneficio de los
demás. El apóstol Pablo nos dice;
“Y hay
diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en
todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien
común.”, ( 1 Co 12:6-7).
Alejados
del cuerpo de Cristo no podemos conocer nuestros dones porque estos operan
principalmente dentro de la comunidad donde Dios nos coloca. Cuando no conozco
mis dones, tampoco puedo conocer o ejercer mi llamado porque este está
íntimamente relacionado a los dones con que Dios equipa al creyente.
El
vivir separados unos de otros representa una contradicción de lo que realmente
somos de acuerdo a lo que Dios ha revelado:
“Pues
así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros
tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un
cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros”, (Rom 12,
4-6).
Tenemos
una lista larga de versos bíblicos que nos llaman a hacer cosas los unos por
los otros, pero un estudio cuidadoso de esos pasajes, nos dejará ver que la
frase “los unos por los otros” que aparece repetitivamente en el Nuevo
Testamento, no hace alusión a los ciudadanos del mundo en general, sino a las
ovejas de un mismo redil; es decir a los miembros de una misma iglesia. La
palabra nos manda a:
Tener
un mismo sentir los unos por los otros, Ro 15:5
Tener
el mismo cuidado los unos por los otros, 1 Co 12:25
Servirnos
por amor los unos a los otros, Gá 5:13
Llevar
los unos, las cargas de los otros, Gá 6:2
Exhortarnos
los unos a los otros, He 3:13
Una
buena forma de ver la necesidad de congregarnos es a través de esta ilustración:
Si usted observa las brazas cuando son colocadas una encima de otra en la
hoguera, usted se dará cuenta que ellas arden mientras están juntas, pero
tienden a apagarse tan pronto usted las separa una de la otra. De esa misma
manera, el cristiano cuando pertenece al cuerpo de Cristo tiende a crecer; tiene un lugar donde él puede alimentar su
fe y donde otros pueden apoyarle cuando está en debilidad, y él puede
apoyar a otros cuando esos otros están en debilidad. Pero cuando él deja de
congregarse, de esa misma manera tiende a mermar su fe, su pasión, su deseo y
su búsqueda de Dios.
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