Ser amable es ser tierno, humilde y sensible; conocer qué postura y respuesta se adecua para cada ocasión. Indica amabilidad y el deseo de extender misericordia a otros, y un deseo de someterse tanto a la voluntad de Dios como a las preferencias de otras personas. Tal amabilidad será expresada primero en el hogar y sólo después de esto subsecuentemente en la iglesia. Es un rasgo poco común, pero uno que conocemos y amamos cuando lo vemos y lo experimentamos.
Alexander Strauch resalta que perseguir la amabilidad es imitar a Jesús. El escribe, “Jesús nos dice quién es como persona: es manso y humilde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario