La realidad es que nunca perdemos al obedecer al Señor. Solo Él conoce el futuro y puede guiarnos hacia la dirección correcta. Además, Dios ve nuestras debilidades y nos protege para que no caigamos
Nos privamos de lo mejor de Dios.Tal vez pensemos que hemos actuado bien, aunque no hemos esperado por el Señor; pero nunca sabremos lo que Él deseaba hacer en nuestra vida, lo cual hubiera sido mucho mejor.
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