El Señor ha preservado su Palabra para que cada generación pueda leerla, escucharla y aplicarla.
La Palabra de Dios nos da sabiduría, visión, entendimiento y nos protege
del pecado y de los malos caminos. Es una lámpara a nuestros pies y una
lumbrera que nos guía en nuestro andar diario.
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