A ti, Señor, levanto mis
ojos
123:1 Canto de peregrinación.
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
123:2 Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor,
y los ojos de la servidora
en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros.
123:3 ¡Ten piedad, Señor,
ten piedad de nosotros,
porque estamos hartos de desprecios!
123:4 Nuestra alma está saturada
de la burla de los arrogantes,
del desprecio de los orgullosos.
123:1 Canto de peregrinación.
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
123:2 Como los ojos de los servidores
están fijos en las manos de su señor,
y los ojos de la servidora
en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros.
123:3 ¡Ten piedad, Señor,
ten piedad de nosotros,
porque estamos hartos de desprecios!
123:4 Nuestra alma está saturada
de la burla de los arrogantes,
del desprecio de los orgullosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario