lunes, 2 de febrero de 2015

El cristiano brilla como luz en las tinieblas




El cristiano es una luz que brilla en las tinieblas, la sal de la vida para el mundo que no tiene sabor, la esperanza en medio de una humanidad que ha perdido la esperanza.  Pero como dice el Evangelio, si la sal pierde su sabor, no sirve para nada, hay que botarla y si la lámpara encendida se coloca debajo del celemín, no alumbra, no cumple su función de iluminar.  Por lo tanto, es importante que nos hagamos conscientes de esta realidad  a la que estamos llamados como miembros vivos de la Iglesia.

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