sábado, 4 de abril de 2015

Jesucristo, Sacerdote. El Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, Tú Salvador


Nuestro corazón está herido por el pecado, nuestra mente vive dispersa en mil distracciones vanas, nuestra voluntad flaquea entre el bien y el mal, entre el egoísmo y el amor.  ¿Quién nos salvará? ¿Quién nos apartará del pecado y de la muerte? Sólo Dios. Por eso necesitamos acercarnos a Él para pedir perdón.  Pero, entonces, "¿quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?" Sólo alguien bueno, sólo alguien santo: "El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura" (Sal 24,3-4).  Sabemos quién es el que tiene las manos limpias, quién es el que tiene un corazón puro, quién puede rezar por nosotros: Jesucristo.  Jesucristo puede presentarse ante el Padre y suplicar por sus hermanos los hombres. Es el verdadero, el único, el "Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" (Hb 5,10; 6,20). Es el auténtico "mediador entre Dios y los hombres" (1Tm 2,5), como explica el "Catecismo de la Iglesia Católica" (nn. 1544-1545).  Cristo es el único Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador.  Celebrar a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos llena de alegría. El altar recibe la Sangre del Cordero. El Sacerdote que ofrece, que se ofrece como Víctima, es el Hijo de Dios e Hijo de los hombres. El Padre, desde el cielo, mira a su Hijo, el Cordero que quita el pecado del mundo, el Sumo Sacerdote que se compadece de sus hermanos.  El pecado queda borrado, el mal ha sido vencido, porque el Hijo entregó su vida para salvar a los que vivían en tinieblas y en sombras de muerte (cf. Lc 1,79).  Podemos, entonces, subir al monte del Señor, acercarnos al altar de Dios, participar en el Banquete, tocar al Salvador.  Como en la Última Cena, Jesús nos dará su Cuerpo y su Sangre. Como a los Apóstoles, lavará nuestros pies, y nos pedirá que le imitemos: "Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,27). “Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (Jn 13,15).  Ese es nuestro Sumo Sacerdote, el Cordero que salva, el Hijo amado del Padre. A Él acudimos, cada día, con confianza: "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado.  Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hb 4,15-16). 

2 comentarios:

  1. Todo lo escrito esta diabólizado
    Ante el sanear in dijo no es más justo el mundo porque apliques lo que está escrito en la ley porque la única y verdadera ley es el amor y la única justicia el perdon. Desde. ESE MOMENTO, SABÍAN QUE DEBÍAN Eliminarlo pues tiraba por los suelo la ley y todo lo que estaba Escrito. La ley escrita representa el grado más excelso y supino de la ESCLAVITUD DE UNOS A OTROS FUNDAMENTADO SIN CREDIBILIDAD NINGUNA, QUE LO escrito obliga por ser palabra de dios. Y dios es libertad y amor. Que lavado de cerebro os han efectuado. Mensaje de Fátima nuestro padre tiene muchos enemigos y la forma de hacerle daños es utilizaros a vosotros.

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  2. Eso lo dijo el amor infinito ante el sanedrinn aunque para vosotros sea una sandez? Pero lo dijo Dios.

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