La fe requiere confianza plena en Dios, incluso cuando no entendemos por qué ha permitido que las circunstancias se den de cierto modo. Piense en todos los hombres y mujeres en la Biblia que confiaron en el Señor y ganaron una victoria maravillosa: Moisés, David, Ester, Jeremías, Elías, los discípulos, María y tantos más. Jamás deberíamos obedecer a Dios con la intención mezquina de manipular nuestra situación. Dios conoce nuestros corazones. Si estamos rendidos a Él, nuestra devoción será evidente y Él procederá a obrar para nuestro bien.
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