miércoles, 11 de febrero de 2015

Yo voy a proclamar el nombre del Señor: ¡den gloria a nuestro Dios! Él es la Roca: su obra es perfecta, todos sus caminos son justos; es un Dios fiel y sin falsedad, justiciero y recto. Deu 32, 3-4



En la Palabra de Dios la imagen de la roca evoca lo que es inmutable, indestructible: es el poder de Dios manifestado en Cristo. El hombre pecador necesita, ante todo, esa roca para su salvación. Sólo hay salvación en Jesucristo, muerto por los pecadores.

El que oye las palabras de Jesús y las pone en práctica es comparado con el hombre que edificó su casa sobre la roca. Cuidémonos de no ser como el insensato, quien edificó su casa en la arena. 

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