martes, 17 de agosto de 2021

Las situaciones de la vida a veces nos hacen perder la esperanza. El desánimo ocasional es normal porque es parte de vivir en un mundo caído. Como creyentes, es posible que experimentemos gozo y paz incluso cuando no se cumplan nuestras expectativas.

 


Empiece por buscar al Señor para decirle que está desesperado. Pídale que le ayude a poner su mirada en Él en vez de en sus circunstancias. Reconozca que no se trata solo de un problema del momento, sino también de una cuestión espiritual. Sumérjase en la Palabra de Dios para descubrir lo que Él quiere hacer en su vida a través de la frustración y el dolor. Fíjese en cómo usó Dios las dificultades en la vida de personajes bíblicos como José y David. Después, recuerde su fidelidad para con usted en el pasado.

Es posible que usted sienta dolor durante una temporada, pero no debe abrumarse hasta el punto de darse por vencido. Como cristiano, puede refugiarse en su todopoderoso, sabio y amoroso Padre celestial. Recuerde cómo Él ha obrado en tiempos anteriores de desánimo, y tenga la seguridad de que esta situación será otra historia de fidelidad para añadir a su colección.

Los retrasos pueden ser agonizantes, pero Dios tiene una visión panorámica de todo, y su tiempo es perfecto

 


Para mantenernos en el centro de la voluntad perfecta de Dios, debemos evitar adelantarnos a su tiempo.

Aunque no siempre es fácil esperar en el Señor, no fallaremos si con paciencia le dejamos guiarnos de acuerdo a su tiempo. Si nos adelantamos, caeremos en problemas; pero si confiamos en su dirección, nos guiará hacia su voluntad y hará más de lo que esperábamos.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Oración al Arcángel San Gabriel, sé tú el que solucione mis tristezas y amarguras.

 


Bendito ser de luz, embajador de Dios Padre, mensajero de la esperanza, santo Ángel del Señor, sé tú el mensajero del milagro que espero, sé tú el que solucione mis tristezas y amarguras. 

Trae hasta mí el amor de mi Padre el Señor nuestro Dios, para que alivie mis carencias sentimentales, mis necesidades físicas y materiales, para prodigarme la compasión del Señor.

¡Oh Ángel del Señor! Dame el amor de mi Dios. 

¡Oh Ángel del Señor!, calma mis penas. 

¡Oh Ángel del Señor!, tráeme consuelo.

¡Oh Ángel del Señor!, báñame de luz.

¡Oh Ángel del Señor!, cura mi cuerpo.

¡Oh Ángel del Señor!, cura mi corazón.

¡Oh Ángel del Señor!, cura mi alma.

¡Oh Ángel del Señor!, trae hasta mí el milagro, las gracias y bendiciones que tanto espero:

Porque tú eres el emisario del Señor mi Dios, tú eres su alabanza, tú compartes con nosotros la creación. ¡Oh Ángel del Señor, fortaleza de Dios! En esta hora aciaga trae los dones del cielo a la tierra y permite que se produzca el milagro.

Arcángel San Gabriel, no demores en llevar mi ruego ante su Sagrada Presencia, yo (di tu nombre) te suplico le transmitas mi llamada de auxilio y hagas lo posible para que pueda recibir el milagro que tanto preciso en mi vida y así alcanzar la felicidad terrena que tanto deseo Tú que eres el portador de las buenas noticias y eres el protector de los hogares, haz que en breve vea solucionados mis problemas.

San Gabriel, Arcángel de la pureza, te amo y te bendigo por todo lo que me das, y te doy las gracias por lo que significas para mí, no dejes de guiar los pasos que doy, guarda mis caminos y acompáñame en mi vida que tu protección, patrocinio e intercesión nunca se alejen de mí, para que sea una buena persona aún en los peores momentos.

Yo (di nuevamente tu nombre) te lo agradeceré eternamente y junto a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y la Santísima Virgen María, que es reina tuya y mía, siempre te llevaré en mi corazón. Así sea.

Tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias

ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

 


Te rogamos ¡Oh, San Miguel! En unión con los Serafines obtener la gracia de abandonar el pecado y de inflamar en nuestros corazones el Santo Amor de Dios.

En unión con los Querubines defiéndenos de los asaltos de las sugestiones y tentaciones del enemigo, derrama en nuestras almas el espíritu de Humildad.

En unión con los Tronos no permitir que seamos oprimidos por los espíritus del mal, y concédenos la gracia de dominar nuestros sentidos y corrige nuestros malos hábitos. En unión con las Dominaciones proteger nuestra Fe, dándonos Sabiduría y Prudencia. En unión con los Poderes el proveer a nuestras necesidades, y concedernos una atención generosa para el servicio de los demás.

En unión con las Virtudes líbranos de nuestros adversarios, falsos testimonios, discordias, calamidades y todo mal que el enemigo suscite para molestarnos.

En unión con los Principados para concedernos el deseo tenaz de liberarnos nosotros, nuestras familias, a todos los que nos rodean y a nosotros mismos de enfermedades corporales y sobre todo espirituales.

En unión con los Arcángeles para que el Señor nos ayude a ser testimonios vivos de Cristo, llevando una vida pura, llena de gozo en el Amor Divino y seamos capaces de transmitirla por nuestros actos a los demás. En unión con los Ángeles el protegernos durante esta vida, y en la Gloria Eterna de Dios.  Así sea.