viernes, 28 de septiembre de 2018

Jesús nos reveló a Dios mediante sus palabras y obras, sus signos y milagros; sobre todo mediante su muerte y su gloriosa resurrección y con el envío del Espíritu Santo sobre su Iglesia. Todo lo que Jesús hizo y enseñó se llama «Evangelio», es decir, «Buena noticia de la Salvación».


Para llevar el Evangelio por todo el mundo, Jesús encargó a los apóstoles y a sus sucesores, como pastores de la Iglesia que El fundó personalmente:
 «Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautíncenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo» (Mt. 28,18-20).
Aquí notamos cómo Jesús ordenó «predicar» y «proclamar» su Evangelio. Y de hecho los Apóstoles «predicaron» la Buena Nueva de Cristo. Años después algunos de ellos pusieron por escrito esta predicación. Es decir, al comienzo la Iglesia se preocupó de predicar el Evangelio. Por supuesto el Evangelio que Jesús entregó a los Apóstoles no estaba escrito. Jesús no escribió nunca una carta a sus Apóstoles; su enseñanza era solamente oral. Así lo hicieron también los Apóstoles.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Los cristianos estamos siendo observados. Es bueno recordarlo cuando interactuamos con las personas que nos rodean. La manera como reaccionamos ante las dificultades, inconvenientes y tentaciones, es un testimonio para el cristianismo, y lo último que queremos hacer es dar una falsa impresión de Cristo.



Muchas veces surgen situaciones desafiantes de repente. Por eso, es importante que nos preparemos de antemano; así estaremos equipados para dar un  buen testimonio. Para estar preparado…
Permanezca en la Palabra de Dios. Conocer la Biblia le ayuda a ver las situaciones desde la perspectiva de Dios, y a saber cómo quiere Él que usted responda.
Ore. Haga de la oración la reacción inmediata a sus problemas. Si trae sus preocupaciones a Dios, la paz del Señor guardará su corazón y su mente, lo que es un poderoso testimonio para un mundo que está observando (Fil 4.6, 7).
Confíe y obedezca. Cuando usted confía en las promesas de Dios, su paz y su confianza en Él resaltarán entre aquellos que están consumidos por el temor y la ansiedad.
Recuerde a quién le pertenece. Es de Dios y ha sido comprado por la sangre preciosa de Cristo (1 P 1.17-19). Su vida es evidencia de la gracia de Dios, y su carácter, conducta y conversación siempre deben reflejar a Cristo.
Sea benévolo y amable con los demás. No deje que sus problemas se conviertan en enojo y culpa. Los pequeños actos de bondad y un espíritu de perdón son un tremendo testimonio para un mundo donde tales cosas son raras. Las contrariedades y los problemas parecen obstáculos, pero nuestro testimonio puede cambiar la vida de alguien si refleja el amor de Jesucristo.
Fuente: Ministerios en Contacto

Dios ha prometido satisfacer todas las necesidades de sus hijos: sus riquezas ilimitadas están incluidas en el precio que Cristo pagó por su salvación (Ef 1.18).


Sin embargo, muchas personas están tratando de vivir de sus propios recursos. No se dan cuenta de que la riqueza del amor, el poder y la provisión de su Padre está en su “menú”.
La relación de un creyente con el Señor es de completa unidad. Cristo es nuestra vida. Su Espíritu vive a través de nosotros. Por consiguiente, tenemos acceso a su poder, fortaleza y entereza.

martes, 25 de septiembre de 2018

Una de las cosas que la gente necesita y desea es la Paz Interior. Esta necesidad es tan fuerte, que hace que la gente trate las cosas más extrañas para obtenerla. La gente prueba las drogas, el alcohol, la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, la educación, los negocios, la política, la compra de cosas y muchas otras actividades para encontrar la paz interna. Cuando ninguna de estas cosas produce la Paz buscada, frecuentemente recurren al suicidio. Puede que usted haya tratado alguna de estas fuentes para hallar la Paz sin éxito. Si usted ha fallado en sus esfuerzos para encontrar la Paz, y si el suicido ha cruzado por su mente, quédese con Cristo, Hay un camino mucho mejor.



La falta de Paz viene de una o más de estas 3 condiciones básicas: miedo, culpa y el sentimiento de no sentirse amado. Ninguna de estas tres pueden curarse con las cosas que tenemos, o podemos tener en esta vida, ya que están basadas en nuestra relación con Dios, lo cual incluye nuestra fe en Él.
 
Desalentarnos por fallar en encontrar la paz interior es muy común. De hecho, el más sabio y poderoso de todos los hombres, el rey llamado Salomón tuvo la misma experiencia que tu, o la de alguien a quien tu amas, y que quizá la esté teniendo ahora. Él nos dijo lo siguiente:
"Yo dije en mi corazón, ven ahora te probaré con…. Alegría, .. Risa.. Regocijo.. Vino… Sabiduría… Engrandecí mis obras.. Casas.. Viñas… Jardines… Huertos.. Arboles de frutas.. Estanques.. Siervos.. Rebaños.. Manadas.. Plata y oro.. Cantores y cantoras.. Instrumentos musicales.. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén… No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno.. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas y he aquí todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol… Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu....
Después de escribir para nuestro beneficio y decirnos que debajo del sol no hay tales cosas que nos den la Paz, Salomón cierra el libro con un consejo: "Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos y lleguen los años en los cuales digas no tengo en ellos contentamiento"…

Nuestra relación con Dios es la solución. Se nos ha dicho en la Escritura que todos hemos sido apartados de Dios a causa del pecado de Adán. Nacimos con naturaleza pecaminosa la cual es antagónica para con Dios y debemos tener un cambio en el corazón para tener la Paz Interior.

Para obtener la Paz, debes reconciliarte con Dios. Tu debes aceptar a Jesucristo como tu Salvador Personal. El Dijo "Venid a mi todos los que estéis trabajados y cargados que yo os haré descansar, llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas"
"Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación." Cuando tu crees con tu corazón que Jesucristo murió por tus pecados, y tu le pides que sea tu Salvador y Señor, tu entonces estarás en paz con Dios - esta es la fuente de la Paz. Tu puedes entonces tener derecho a las promesas que se encuentran en las Escrituras para ti.

martes, 18 de septiembre de 2018

Ser más como Cristo para reflejar su gloria


El señorío sobre las cosas materiales te hará más libre interiormente para dedicarte a los demás. Y te dará también una adecuada jerarquía de valores, para que pongas más tiempo, más ilusión, más interés en empresas que valgan más la pena -tareas de servicio a los demás por amor a Dios- y que indudablemente llenarán más tu corazón que todos los bienes “fungibles”.

martes, 11 de septiembre de 2018

También Jesús se vio asediado, pero se confió al Padre, no se rebeló contra sus perseguidores e incluso buscó a los pecadores y rezó por ellos: «Injuriado, no devolvía las injurias; sufría sin amenazar, confiando en Dios, que juzga con justicia» (1 Pe 2,23).


Frente al peligro que amenaza a todos los inocentes, se elevan en la Iglesia el grito y la oración del pobre que espera con confianza la derrota del mal y el triunfo del bien. Hemos de combatir toda iniquidad y puesto que el cristiano detesta el mal, al recurrir a Dios le invoca para que el Señor le libere de toda componenda con la injusticia, le ayude a abrazar la causa de la justicia, a dar testimonio de la verdad del Evangelio. San Pablo dirá a los cristianos de Tesalónica: «Puesto que Dios es justo, vendrá a retribuir con sufrimiento a los que os ocasionan sufrimiento; y vosotros, los que sufrís, descansaréis con nosotros cuando Jesús, el Señor, se manifieste desde el cielo con sus poderosos ángeles» (2 Tes 1,6ss).

jueves, 6 de septiembre de 2018

Ser Amable y Gentil es la mejor forma de expresar Gratitud


Ser amable es ser tierno, humilde y sensible; conocer qué postura y respuesta se adecua para cada ocasión. Indica amabilidad y el deseo de extender misericordia a otros, y un deseo de someterse tanto a la voluntad de Dios como a las preferencias de otras personas.  Tal amabilidad será expresada primero en el hogar y sólo después de esto subsecuentemente en la iglesia. Es un rasgo poco común, pero uno que conocemos y amamos cuando lo vemos y lo experimentamos.
Alexander Strauch resalta que perseguir la amabilidad es imitar a Jesús. El escribe, “Jesús nos dice quién es como persona: es manso y humilde.

martes, 4 de septiembre de 2018

Dame Señor un corazón como el tuyo que es perfecto lleno de amor


La esencia de la vida espiritual es la buena voluntad, la pureza de intención. La consolación sensible no forma parte de esa esencia. Esta es buena y puede ayudar, aunque algunas veces perjudica. Una persona puede llevar una profunda vida espiritual sin experimentar consolación sensible alguna. El guía más seguro en la búsqueda de la oración contemplativa es el normal impulso de amar que brota de un corazón puro y despegado de las cosas del mundo. Por lo demás, sin ese amor, por más franco que sea, nada de útil se puede emprender en el reino de la genuina espiritualidad.

En las construcciones personales, la dimensión de nuestra espiritualidad no tendrá cimientos suficientemente sólidos. Si el Señor no nos orienta [y aconseja], construiremos nuestra casa sobre arena. Nuestras vanas ilusiones están destinadas a desmoronarse con la primera tempestad, por leve que sea.


Cuerpo y alma forman una unidad funcional inseparable en el hombre vivo. Cuando el Señor, en su infinita misericordia, comienza, por fin, a revelarse al alma que le busca con tanto afán, si ésta es suficientemente abierta y sensible, comienza a salirse de sí. Su amor contemplativo puede llegar a alcanzar una tal intensidad que el alma, ebria de entusiasmo y de alegría, no puede contenerse más. El Espíritu Santo puede llegar a inflamar su vacilante corazón hasta tal punto que no pueda resistir por más tiempo sus impulsos y comience a hablar de Dios en voz alta, como lo haría una persona locamente enamorada.