“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”
“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”
¡Oh Purísima Virgen María!, que en tu inmaculada concepción fuiste hecha por el Espíritu Santo Tabernáculo escogido de la Divinidad, ¡ruega por nosotros!
¡Y haz que el Divino Paráclito, venga pronto a renovar la faz de la tierra!
¡Oh Purísima Virgen María, que en el misterio de la encarnación fuiste hecha por el Espíritu Santo verdadera Madre de Dios, ruega por nosotros!
¡Y haz que el Divino Paráclito, venga pronto a renovar la faz de la tierra!
¡Oh Purísima Virgen María, que estando en oración con los Apóstoles, en el Cenáculo fuiste inundada por el Espíritu Santo, ruega por nosotros!
¡Y haz que el Divino Paráclito, venga pronto a renovar la faz de la tierra!
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu y será una nueva creación. Y renovarás la faz de la tierra.
Ayudar a la familia
Ayudar al grupo
Devolver favores
Ser valientes
Respetar a los superiores
Dividir los recursos de manera justa
Respetar las propiedades de los demás.
Nadie puede seguir el plan de Dios sin un encuentro con Él, por medio de su Hijo Jesucristo. Debemos confesar y arrepentirnos de nuestros pecados, y creer que Cristo pagó la deuda que teníamos, para que podamoos ser perdonados y tener una relación con nuestro Padre celestial.
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Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
-- 1 Juan 1, 9
Dios nos da un nuevo comienzo cuando nos acercamos a él con corazón arrepentido y le pedimos perdón por las cosas malas que hemos hecho. Él promete perdonarnos todos nuestros errores pasados y ayudarnos a cambiar. Con él podemos comenzar una vida nueva con Jesús como Salvador y Señor nuestro.
La plenitud que habita en Cristo mora en nosotros, por eso estamos completos en Él. Él llena todo vacío que se pueda encontrar en nosotros con su amor; todo temor, toda falta de cariño y comprensión es satisfecha cuando lo recibimos, por eso es sanado nuestro corazón ya que Él sufrió en nuestro lugar, y gracias a sus heridas recibimos la paz y fuimos sanados.
Por tanto alejemos de nuestra vida todo vicio que pretenda llenar algún vacío, busquemos conocer el amor de Cristo para que así seamos llenos de toda la plenitud de Dios.