martes, 9 de diciembre de 2014

Invocación a la Santísima Trinidad y Oración de sanación con el poderoso nombre de Jesús. Ante el nombre de Jesús toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en los abismos



Padre, amado Padre, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible; Padre, ayúdame a hacer esta oración con amor, con fe y para la gloria tuya.
Jesús, Hijo de Dios, salvador del mundo, salva mi alma; rescátala del pasado y del futuro y ayúdame a hacer esta oración con amor, con fe y para la gloria tuya.
Espíritu Santo, don divino de lo alto, unión entre el Padre y el Hijo, ven Espíritu Santo. Calienta lo que esta frio, riega lo que esta árido, endereza lo que esta torcido, limpia lo que está manchado, consuélame, libérame, sáname. Espíritu Santo ayúdame a hacer esta oración con amor, con fe y para la gloria tuya.
Oh Santísima Trinidad, venid y haced vuestra morada en mi corazón. Que así sea, así es, amen.

Oración
HAY PODER EN EL NOMBRE DE JESUS
Señor, yo creo en ti; aumenta mi fe… Señor, yo creo en ti, aumenta mi fe… Señor, yo creo en ti, aumenta mi fe en tu nombre, Jesús.
Y aumentándose mi fe, me percato de que muchas veces he tomado el nombre sobre todo nombre a la ligera, sin fe. Pero hoy me acerco a pedirte perdón, Señor y Dios mío.
Señor, perdóname por haber tomado tu nombre en vano, sin fe. Estoy arrepentido y reconozco que soy culpable de que tu poder no se manifieste en mi vida, en mi familia, en mi país; porque no he creído en tu nombre. Mas hoy, con mi corazón quebrantado y humillado, te pido misericordia.
Perdóname, porque si yo tomara tu nombre con fe, los cielos se abrirían, los corazones se partirían. Si Moisés con una vara abrió el mar Rojo, cuanto más sucedería con tu nombre, Jesús; nombre sin igual, más alto que la vara de Moisés.
Si yo pronunciara tu nombre con fe, el mar Muerto de los corazones de mi familia y de mis amigos se abriría. Si tan solo tuviera fe en tu nombre, miraría la Gloria de Dios descendiendo y manifestare en sus vidas y en la mía.
Por eso, hoy tomo el nombre de Jesús con fe e imaginativamente, voy a traer a mi mente a aquel familiar o amigo que más necesita de Dios. Ahora, empiezo a escribir en nombre de Jesús en su corazón. Muy despacio, inicio con la letra “J”, luego con la “E”, la “S”, la “U” y la “S”. Y miro que cada letra se está llenando de luz, y de cada una salen llamas de amor y brota fuerza y poder; porque ante el nombre de Jesús toda rodilla, todo corazón se dobla, se quebranta; y el corazón de mi familiar o amigo esta temblando, se está estremeciendo y se rompe en mil pedazos: ahora es barro en las manos del divino alfarero.
También escribo el nombre de Jesús en su frente, en su mente. De nuevo, lo hago en forma pausada, empezando con la “J”, y continuando en forma sucesiva con la “E”, la “S”, la “U” y la “S”. Y miro como el poder del nombre de Jesús está rompiendo toda obsesión y cada pensamiento cae cautivo a los pies del Señor. Jesús esta purificando su mente con el fuego de su amor.
Además, escribo en el nombre sin igual en sus ojos, mejillas, manos, hombros, rodillas, piernas, pies. Hoy consagro su vida a Jesús y todo su cuerpo, interna y externamente, alma y espíritu, están temblando, porque ahora poseen el nombre poderoso de Jesús, grabado con letras de fuego.
Donde quiera que se encuentre en este momento, creo que está experimentando una necesidad urgente de buscar al Señor y está comenzando a descubrir que solamente Jesús puede llenar ese vacío que siente.
Señor, dame la perseverancia de interceder por esta persona insistentemente. El milagro ya comenzó hoy, y continuara mañana, pasado mañana y cada día. Por eso dame la gracia de ser constante  en la oración de intercesión y ver consumado totalmente el milagro de la conversión.
Bendito sea tu nombre, Jesús. Y por eso, hoy lo tomo con fe, y también lo escribo en la parte enferma de mi cuerpo. Cada letra esta emanando rayos de luz que penetran con poder en mi órgano, glándula, sistema, tejido, hueso o parte dañada, y estoy recibiendo sanidad. Jesús me sana ahora.
Pero también mi corazón espiritual necesita ser sanado. Por eso, escribo cada letra del glorioso nombre de Jesús en mi interior, y al entrar en contacto con mi corazón; este se rompe en mil pedazos, y el Señor me devuelve un nuevo corazón, puro, limpio, semejante al suyo.
Ante el nombre de Jesús toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en los abismos. Me uno a la alabanza que te cantan en el cielo y también  a la que eleva tu creación en sus criaturas, diciéndote ¡Gracias Jesús!, porque tu nombre glorioso ha hecho maravillas, y me ha redimido, sanado y liberado. Tu eres mi camino, mi bien, mi todo.
Quiero guardar tu nombre sagrado dentro de mi corazón, para que cada vez que lo pronuncie con fe, te puedas manifestar con poder en mi vida, en mi familia, en mi país.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, es ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

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