Padre, amado Padre,
creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible; Padre,
ayúdame a hacer esta oración con amor, con fe y para la gloria tuya.
Jesús, Hijo de
Dios, salvador del mundo, salva mi alma; rescátala del pasado y del futuro y
ayúdame a hacer esta oración con amor, con fe y para la gloria tuya.
Espíritu Santo, don divino de lo alto, unión entre el Padre y el Hijo, ven Espíritu Santo. Calienta
lo que esta frio, riega lo que esta árido, endereza lo que esta torcido, limpia
lo que está manchado, consuélame, libérame, sáname. Espíritu Santo ayúdame a
hacer esta oración con amor, con fe y para la gloria tuya.
Oh Santísima
Trinidad, venid y haced vuestra morada en mi corazón. Que así sea, así es, amen.
Oración
HAY PODER EN EL
NOMBRE DE JESUS
Señor, yo creo en
ti; aumenta mi fe… Señor, yo creo en ti, aumenta mi fe… Señor, yo creo en ti,
aumenta mi fe en tu nombre, Jesús.
Y aumentándose mi
fe, me percato de que muchas veces he tomado el nombre sobre todo nombre a la
ligera, sin fe. Pero hoy me acerco a pedirte perdón, Señor y Dios mío.
Señor, perdóname
por haber tomado tu nombre en vano, sin fe. Estoy arrepentido y reconozco que
soy culpable de que tu poder no se manifieste en mi vida, en mi familia, en mi
país; porque no he creído en tu nombre. Mas hoy, con mi corazón quebrantado y
humillado, te pido misericordia.
Perdóname, porque
si yo tomara tu nombre con fe, los cielos se abrirían, los corazones se
partirían. Si Moisés con una vara abrió el mar Rojo, cuanto más sucedería con
tu nombre, Jesús; nombre sin igual, más alto que la vara de Moisés.
Si yo pronunciara
tu nombre con fe, el mar Muerto de los corazones de mi familia y de mis amigos
se abriría. Si tan solo tuviera fe en tu nombre, miraría la Gloria de Dios
descendiendo y manifestare en sus vidas y en la mía.
Por eso, hoy tomo
el nombre de Jesús con fe e imaginativamente, voy a traer a mi mente a aquel
familiar o amigo que más necesita de Dios. Ahora, empiezo a escribir en nombre
de Jesús en su corazón. Muy despacio, inicio con la letra “J”, luego con la
“E”, la “S”, la “U” y la “S”. Y miro que cada letra se está llenando de luz, y
de cada una salen llamas de amor y brota fuerza y poder; porque ante el nombre
de Jesús toda rodilla, todo corazón se dobla, se quebranta; y el corazón de mi
familiar o amigo esta temblando, se está estremeciendo y se rompe en mil pedazos:
ahora es barro en las manos del divino alfarero.
También escribo el
nombre de Jesús en su frente, en su mente. De nuevo, lo hago en forma pausada,
empezando con la “J”, y continuando en forma sucesiva con la “E”, la “S”, la
“U” y la “S”. Y miro como el poder del nombre de Jesús está rompiendo toda obsesión
y cada pensamiento cae cautivo a los pies del Señor. Jesús esta purificando su
mente con el fuego de su amor.
Además, escribo en
el nombre sin igual en sus ojos, mejillas, manos, hombros, rodillas, piernas,
pies. Hoy consagro su vida a Jesús y todo su cuerpo, interna y externamente,
alma y espíritu, están temblando, porque ahora poseen el nombre poderoso de Jesús,
grabado con letras de fuego.
Donde quiera que se
encuentre en este momento, creo que está experimentando una necesidad urgente
de buscar al Señor y está comenzando a descubrir que solamente Jesús puede
llenar ese vacío que siente.
Señor, dame la
perseverancia de interceder por esta persona insistentemente. El milagro ya
comenzó hoy, y continuara mañana, pasado mañana y cada día. Por eso dame la
gracia de ser constante en la oración de
intercesión y ver consumado totalmente el milagro de la conversión.
Bendito sea tu
nombre, Jesús. Y por eso, hoy lo tomo con fe, y también lo escribo en la parte enferma
de mi cuerpo. Cada letra esta emanando rayos de luz que penetran con poder en
mi órgano, glándula, sistema, tejido, hueso o parte dañada, y estoy recibiendo
sanidad. Jesús me sana ahora.
Pero también mi
corazón espiritual necesita ser sanado. Por eso, escribo cada letra del
glorioso nombre de Jesús en mi interior, y al entrar en contacto con mi
corazón; este se rompe en mil pedazos, y el Señor me devuelve un nuevo corazón,
puro, limpio, semejante al suyo.
Ante el nombre de
Jesús toda rodilla se dobla en el cielo, en la tierra y en los abismos. Me uno
a la alabanza que te cantan en el cielo y también a la que eleva tu creación en sus criaturas,
diciéndote ¡Gracias Jesús!, porque tu nombre glorioso ha hecho maravillas, y me
ha redimido, sanado y liberado. Tu eres mi camino, mi bien, mi todo.
Quiero guardar tu
nombre sagrado dentro de mi corazón, para que cada vez que lo pronuncie con fe,
te puedas manifestar con poder en mi vida, en mi familia, en mi país.
Gloria al Padre,
Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo, como era en un principio, es ahora y
siempre por los siglos de los siglos. Amén.
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