“Henos aquí, Espíritu Santo, henos
aquí. Ciertamente puestos en evidencia por la magnitud de nuestro pecado, pero
especialmente congregados en tu Nombre. Dígnate despertar nuestros corazones.
Enséñanos qué debemos decidir, hacia dónde caminar y muéstranos qué debemos
hacer, para que, con tu auxilio, en todo consigamos agradarte. Sé Tú solo quien
sugiera y lleve a término nuestros juicios. No nos dejes ser perturbadores de
la injusticia, Tú que amas la suma equidad. Que nuestra ignorancia no nos
desvíe del camino recto, ni nos doblegue el favoritismo, ni nos corrompa la
aceptación de personas, o los intereses creados. Del mismo modo que nos
reunimos en tu Nombre, mantengamos en todo la justicia, teniendo como guía la
piedad, para que nuestra decisión en nada nos separe de Ti. Y, por nuestras
obras bien hechas, consigamos en la otra vida el premio eterno. Amén.
SAN ISIDORO
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