Ángel Santo por Dios querido, que por disposición divina me tomaste bajo tu santa guarda, desde el primer momento de mi ser, y nunca has cesado de defenderme: ilumíname y rígeme; yo te venero como a patrono, te amo como guarda; me someto a tu dirección y me doy todo a ti, para ser gobernado por ti gobernado.
Por amor a Jesucristo te ruego y te suplico, que
no me abandones incluso cuando sea ingrato o rebelde a tus inspiraciones, antes bien, llévame
benignamente al recto camino, cuando me he desviado de él
Ilumíname en mis dudas, en las caídas levántame,
fortaléceme en los peligros, hasta que me introduzca en el cielo para gozar
contigo de la felicidad eterna. Amén.
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