miércoles, 2 de diciembre de 2015
Dios a menudo recompensa a terceros, en particular aquellos más cercanos a nosotros, como resultado de nuestra obediencia
Por ejemplo, cuando un padre obedece al Señor, su familia entera cosecha las bendiciones de Dios. De modo similar, la obediencia de un hijo bendecirá a sus padres, las personas que nos conocen y nos aman sentirán la paz y el gozo que Él nos ha dado. En lugar de conflicto habrá contentamiento, y eso les permitirá experimentar en gran medida la bondad de Dios
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