martes, 2 de febrero de 2016

La honradez y la integridad. No hurtarás. No dirás contra tu prójimo falso testimonio.


Sé honrado contigo mismo(a), con los demás y con Dios en todo momento. Ser honrado(a) significa decidir no mentir, robar, estafar ni engañar de ninguna forma. Cuando eres honrado(a), edificas la fortaleza de carácter que te permitirá prestar un gran servicio a Dios y a los demás. Serás bendecido(a) con paz mental y autorespeto. El Señor confiará en ti y serás digno(a) de entrar en Sus santos templos.
La falta de honradez te perjudica a ti y también a los demás. Si mientes, robas, hurtas o haces trampas perjudicas tu espíritu y tu relación con los demás. El ser honrado(a) mejorará tus oportunidades futuras y tu capacidad para que te guíe el Espíritu Santo. Sé honrado(a) en la escuela; decide no hacer ninguna clase de trampas; sé honrado(a) en tu trabajo, dando la medida completa de trabajo por el pago que recibes. No trates de justificar que el ser deshonesto(a) es aceptable, aun cuando los demás piensen que no tenga importancia.
La integridad está estrechamente relacionada con la honradez. Integridad significa pensar y hacer lo correcto en todo momento, sin importar las consecuencias. Cuando tienes integridad, tienes la disposición a vivir de acuerdo con tus normas y creencias, aun cuando nadie esté mirando. Elige vivir de tal forma que tus pensamientos y tu comportamiento estén siempre en armonía con el Evangelio.
¿Soy honrado(a) en todas mis conversaciones y en todo mi proceder?


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