Tú que nos dijiste que no nos aflijamos por nada, sino que te
lo presentemos en oración, hoy te suplico para que yo encuentre un trabajo que
realice mi dignidad humana, que me provea lo necesario para mi familia, un trabajo que me lleve a Ti y haga de mi
vida un servicio a los demás. Muéstrame como participar de un trabajo que
construya una sociedad más justa, más fraterna, más solidaria y honesta. Líbrame de búsquedas egoístas, de aceptar
trabajos que me corrompan o corrompan a otros, de buscar empleos que
dificulten mi vida familiar y/o de cristiano. Quita de mi toda pereza, todo
orgullo o todo otro desorden de mi naturaleza que dificulte la obtención del
trabajo. Amen, Así es y Así será… ¡Jesús,
abre puertas! Señor, atiende este
clamor que brota de lo más íntimo de mi corazón, ¡ábreme una puerta!… Sólo
Tú sabes y conoces, Jesús, los momentos de dificultades por los que mi familia
y yo estamos pasando a causa del desempleo. Tú sabes también, Señor, con cuánta
fe y esperanza me aproximo a Ti para pedir que abras mi mente, abriéndome una
puerta y preparándome un empleo, para que, de ser posible, a través de un
trabajo digno pueda brindarle a mi familia “el pan nuestro de cada día”. “Porque Tú eres, Señor, mi única esperanza…”
(Sal. 70, 5). Te pido que me concedas todo el ánimo, confianza, valor y
fortaleza, para salir de mi casa en busca de este trabajo, con la certeza de que
Tus manos extendidas a mi favor me abrirán las puertas, preparando a mi entrada
un empleo según Tu voluntad. Confiado enteramente en Tu Palabra que dice:
“Tocad y se os abrirá…” (Lc. 11, 9), te agradezco de todo corazón, porque creo
que “Para Dios nada es imposible” (Lc. 1, 37).
Gracias por la Oración, Sra. Karina. Un abrazo.
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