domingo, 19 de marzo de 2017

La personalidad madura es aquella que ha desarrollado de manera sana la capacidad de amar y ser amado



El clima afectivo que se vive en la familia es básico y determinante para que el niño descubra la confianza existencial y aprenda a amar; la escuela, el grupo de iguales, la sociedad, la comunidad religiosa, etc. educan en la medida que potencian y desarrollan las dos experiencias citadas: confianza y donación. "El sentido de la vida, la bondad de la realidad, el futuro, la comprensión de la justicia (reciprocidad), la vivencia de Dios (ser personal / ser lejano) y la responsabilidad moral (Dios Padre / Dios Juez) encuentran su explicación última en las primeras cristalizaciones de la estructura de la personalidad, que se fragua en el seno de las relaciones familiares" 

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