martes, 21 de marzo de 2017

Si alguien aleja un poco del cuerpo la facultad de conocer, si se libera de la servidumbre de sus impresiones irracionales, y mira su alma desde arriba por medio de una reflexión sincera y pura, ése verá claramente en su misma naturaleza la caridad de Dios para con nosotros, y la voluntad del Creador hacia nosotros

por medio de esta reflexión encontrará que existe en el hombre el impulso connatural e innato de un deseo que lo lleva hacia lo bello y lo excelente; y que existe en su naturaleza el amor impasible y feliz de esta "Imagen" inteligible y bienaventurada cuya imitación es el hombre.
Pero si el alma está despreocupada y no se mantiene en guardia contra sus distracciones, una carrera errante, de una a otra de las cosas visibles y efímeras va a seducirla y a encantarla. Con una pasión descabellada y un amargo placer la arrastrará hacia un mal temible, que nace de las voluptuosidades de la vida, y que engendra la muerte para cualquiera que se prenda de ellas.

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