Yo pongo mi vida en tus manos: tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. Sal 31
inclina tu oído hacia mí y ven pronto a socorrerme. Sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, porque tú eres mi Roca y mi baluarte: por tu Nombre, guíame y condúceme.
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