miércoles, 8 de noviembre de 2017

Si incluso un juez tan perezoso y negligente, por conseguir la tranquilidad acaba por hacer justicia a la pobre mujer que se la pide perseverantemente hace tanto tiempo, cuánto más el Padre de los cielos atenderá la oración paciente y perseverante de sus elegidos.


San Lucas muestra la necesidad de sus fieles, insiste en la  perseverancia de la viuda, en la oración como modelo para los cristianos. Así mismo el poder de intercesión de Moisés (Ex 18, 8-13) en el combate entre Amalecitas e Israelitas. El signo de intercesión consiste para Moisés en mantener los brazos en alto. Tal fue su perseverancia, que hubo que sostenerle los brazos cuando éstos empezaron a pesarle. Y triunfa Josué. Moisés permanece en esta postura de intercesión hasta la puesta del sol. El buen resultado de su muda oración podía comprobarse: "Mientras Moisés tenía en alto sus brazos, vencía Israel; cuando los bajaba, vencía Amalec". La oración continua centrada en la fe y la sumisión a la voluntad de Dios ha sido el ideal de la Iglesia, y el "orad constantemente" (1 Tes 5, 17) se ha seguido en todo tiempo, con modalidades diversas. Hoy se invita al cristiano a que reflexione en su intensidad y su técnica de oración.

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