martes, 13 de marzo de 2018

Todas las personas estamos llamados a seguir a Jesús desde nuestro estado concreto de vida, pero no de la misma manera



Todos los cristianos estamos llamados desde nuestra vida concreta a tener un seguimiento de Jesús de tipo afectivo, a compartir lo que tenemos con los más pobres y necesitados e incluso estar dispuestos a abandonarnos en sus manos. Jesús mismo llamó felices a los que poseen el espíritu de pobreza (Mt 5, 3). Este espíritu de pobreza significa tener una actitud real de desprendimiento a todo lo que no sea Dios. Cuando estamos demasiado apegados a las cosas, cuando ponemos toda nuestra confianza en ellas más que en Dios; cuando nos quedamos en las personas y nos olvidamos de Dios, entonces es cuando nos estamos alejando del camino.

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